Es 7 de diciembre y amanece en la localidad de Aldeanueva de la Vera. El frío recorre las calles y entra por debajo de las puertas de madera despertando a los pencones. Los vecinos de Aldeanueva se preparan para la fiesta de la Viva Viva. El sol comienza a desaparecer por el horizonte y las calles ya huelen a festividad.
Los vecinos de esta localidad comienzan a hacer hogueras por toda la localidad, que sirven de punto de encuentro para los pencones y será el lugar donde verán pasar el estandarte de la Purísima Concepción. Aldeanueva se queda a oscuras, únicamente está iluminada por las hogueras, lo mechones encendidos y las antorchas que portan los jinetes vestidos de blanco. El eco del choque de las herraduras de los caballos contra la piedra del suelo se escucha por toda la localidad. La Virgen de la Inmaculada recorre todo el pueblo, acompañada de tambores y flautas, teniendo como punto de partida y regreso la Iglesia de San Pedro.
Tras la procesión, los vecinos de Aldeanueva preparan migas en las hogueras y asan carne que les regala el ayuntamiento, mientras, dan buena cuenta del vino de pitarra, junto con otros licores realizados de manera tradicional. Además, todo esto está acompañado de canciones y bailes típicos de la tierra, ya que mientras se picotea, van pasando por las hogueras, grupos musicales.